
Como un vaso mi corazón se sintió, pensando que podía llenarlo, se quebró.
Incontables veces intestaste encontrar tu rumbo. Llegaste al punto de pensar que tu existencia no tenía sentido. Y de a poco fuiste asimilando la idea de que era posible vivir sin dirección, sin propósito.
Como un vaso que no cumple su función tu corazón se sintió vacío. Al no encontrar lo que buscabas, llenaste ese vaso, de pasatiempos, de responsabilidades, o sencillamente lo entregaste para que alguien más lo llenara, ya que a vos no te daban las fuerzas para intentarlo una vez más.
Ahora que el mundo paró y esas distracciones no están, o las responsabilidades disminuyeron, te pregunto: ¿Qué te llena? ¿Qué te completa? Mi libro favorito dice que Jesús es quien da plenitud a todas las cosas en todas partes con su presencia. (Efesios 1:23)
¿Te doy una noticia? No vas a transitar en la dirección correcta hasta que te topes con la presencia de Dios. Él es quien le da sentido a todo. El que lo llena. El que es capaz de sanar tu corazón, darte identidad y un motivo por el cual levantarte cada mañana.
Completar significa añadir una cosa a otra para formar un todo. Date la oportunidad de conocer a Jesús. De que él te complete.
Te pregunto, ¿Te sentiste vacío aun estando rodeado de gente? Porque yo sí y entendí que la única manera de vivir libre y completa era en Él.
La manera de ir a Él es sencilla, es estar en un lugar dónde puedas abrir tu corazón, y decir: “Te necesito, mi corazón está roto y vacío”. Acercarse a Él es más sencillo de lo que pensás. ¿Te animas?
Escrito por Dámaris Martinez Rocha
Podés ver otros escritos de Dámaris su blog Daría Libertad