
Hay 4 verdades que tienen el poder de acercarte a Jesús y cambiar así tu vida:
La primera es que Dios te ama incondicionalmente.
Como seres humanos, estamos acostumbrados al amor condicional, el cual yo tengo que ganar o al menos cultivar. Pero el amor de Dios no es como el nuestro. Es incondicional.
En Juan 3:16 dice “de tal manera amó Dios al mundo que dio a su único hijo para que todo aquel que en el crea no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
En Romanos 5:8 dice “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
Hay algunas pocas cosas que Dios no puede hacer; y una de ellas es dejar de amarte. Dios no te ama por cómo deberías ser, TE AMA POR LO QUE SOS HOY: Su creación, su hijo. No hay pecado tan grande que me haga inmerecedor del amor de Dios.
En Romanos 8:35,38-39 «¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios… nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor».
La Biblia dice en 1 de Juan 4:9 y 10 «Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él. En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados».
Las otras 3 verdades que pueden acercarte a Jesús son:
- El pecado nos aleja de Dios y nos conduce a la muerte.
 - Jesús se acercó viniendo al mundo a morir por nosotros y así pagar nuestros pecados.
 - Para acercarte a Dios es necesario arrepentirte de tus pecados y aceptar a Jesús como tu Salvador.
 
Jesús se acercó. ¡Acercate vos a él!
HOY PODÉS ACERCARTE A DIOS. Si ese es tu deseo, leé en voz alta la siguiente oración:
Señor Jesús, gracias por amarme tanto. Gracias por tu muerte en la cruz, la cual hoy me da vida. Quiero pedirte perdón por mis faltas. Me arrepiento de cada uno de mis pecados. En este momento Jesús, te acepto como mi único y suficiente Salvador y te reconozco como mi Señor. Ayúdame a vivir una vida que te agrade. Amén»
Si hiciste esta oración, ¡felicidades! Ha sido la mejor decisión de tu vida. ¡Ya sos un hijo de Dios! Escribinos así nos alegramos juntos y con gusto te ayudaremos en esta nueva etapa de tu vida.