Una de las situaciones más dolorosas que tenemos que vivir como seres humanos es despedir nuestros seres queridos, y más doloroso aún, cuando esta pérdida es repentina o prematura.

Me gustaría compartir cómo enfrentar estas situaciones de manera resumida y práctica, escribo desde mi perspectiva de mujer, mamá y como a alguien que le tocó despedir a varios en poco tiempo.

La muerte es parte de la vida; no significa no pelear o aceptar porque sí una despedida; comprender que todos pasaremos por eso alguna vez, aunque suene injusto en ocasiones, es una buena forma de conciliarnos con la vida

Los buenos y malos pasan por lo mismo; más de una vez pensé que sólo a mí me pasaban estas cosas, y la pregunta por algún tiempo en mi cabeza era: porqué la gente buena tiene que sufrir..? Bueno quizás la respuesta no venga pronto o no te cierre en tu cabeza, pero todo el mundo sufre por algo!

Aceptar y vivir el duelo, no ocultarlo, no saltearlo; en mi caso no sabía lo que me pasaba (la primera vez que perdí a alguien amado) tenía sentimientos encontrados y no sabía cómo reaccionar, simplemente me dejé llevar y me deprimí por largo tiempo; sin dudas esto no ayudó, pero simplemente no sabía cómo se hacía!- Después de todo «vivir el duelo» no es algo que se aprende en la escuela
Para tener en cuenta una simple lista de las posibles etapas del duelo (según psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross):
– Negación: Cuando una persona se entera de la enfermedad terminal o muerte de un ser querido, su primera reacción es negar la realidad de esta noticia devastadora.
– Ira: Cuando ya no es posible ocultar o negar esta muerte comienza a surgir la realidad de la pérdida y su consecuente dolor.
– Negociación: En esta etapa surge la esperanza de que se puede posponer o retrasar la muerte de la persona moribunda o el mismo duelo.
– Depresión: En esta cuarta etapa el doliente comienza a comprender la certeza de la muerte y expresa un aislamiento social en el que se rechaza la visita de seres queridos.
– Aceptación: Es el momento en donde hacemos las paces con esta pérdida permitiéndonos una oportunidad de vivir a pesar de la ausencia del ser querido.

Te puedes reconocer en algunas de estas etapas?

No te encierres en ti mismo; busca ayuda! A veces urge pedir auxilio, pero resulta difícil porque la creencia más común para el que ha perdido a alguien es: » nadie me entiende..» Y sí, es probable, pero por experiencia (y de muchos a quienes conozco) no ayuda en lo absoluto; abrir tu corazón con alguien es el comienzo para comenzar el camino de sanar, si es necesario una ayuda terapéutica por un tiempo es una gran ayuda

Sí, sanar es un proceso, por el que debería pasar y tener mucha paciencia conmigo mismo y con los demás, ten esperanza se puede salir adelante!

Aferrarse a aquellos que nos aman sinceramente, no siempre es posible, sino están cerca por distintas razones, intenta acercarte ¡Búscalos! Generalmente las personas que te rodean se dan cuenta que estás mal, pero no saben qué hacer! Como a ti, nadie les enseñó! Dales la oportunidad de acompañarte, ábreles tu corazón, te vas a sorprender cuanto te quieren.

Continúa creyendo en Dios, confía, aunque creas que se olvidó de ti. Es un sentimiento aún más doloroso, del que ya estas soportando, negar al Único que en realidad conoce mejor que nadie tu dolor, sólo Él tiene la ayuda segura para salir del pozo, después de todo hacia El vamos y hacia nuestros seres amados que están con Él, aférrate con uñas y dientes al que sana tu alma.

Comparte con Dios sinceramente tu dolor, cuéntale de aquel que se fue y ya no está cerca tuyo, dile cuánto lo extrañas, pídele que te ayude a ver lo bueno de la vida, y a enfrentar el duelo con Su fuerza.

Reflexión

Pasar por esto puede ser una de las experiencias más tristes, pero también más poderosas si permites que Dios y las personas que te aman te acompañen en el proceso; sólo vos tienes la llave para abrir la puerta donde se encuentran el sin fin de recursos que te da haber afrontado una situación de dolor; puedes ponerlas en tu haber o puedes estar en deuda toda la vida. Conozco personas que han pasado la vida entera en su pasado de dolor y de pérdidas que les tocó vivir, nunca sanaron, nunca perdonaron, nunca maduraron, nunca pudieron disfrutar de los que sí estaban con ellos y nunca ayudaron a otros, por ver sólo su dolor.

Oración

Dios mío gracias por ayudarme a salir de la depresión y la tristeza, gracias por las personas que me aman y me ayudan, gracias por mis seres queridos que están aún conmigo, ayúdame a amarlos y respetar su vida, te agradezco porque me permitiste compartir con los que ya no están, ayúdame a recordarlos con amor y honra. Amén

Por Inés Lovelli (ines_lovelli@hotmail.com)