
Hablando con un amigo, me comentó que siempre se sintió “insuficiente”, porque no sabía hacer nada, o lo que hacía, le salía mal. Yo pensé inmediatamente “No está mal sentirse insuficiente”, ¡al contrario! Es justamente ese sentimiento el que nos lleva a buscar la ayuda de Dios.
La autoayuda dice “vos podés!”, “con esfuerzo lo lograrás!”, “la perseverancia es la clave”. La nueva era enseña que “todos somos dioses”, y por ende podemos alcanzar lo que queramos. El humanismo ha “matado a Dios” y afirma que el hombre no necesita un ser superior.
Ahora, Dios, a través de la Biblia nos pinta un cuadro totalmente diferente:
- Santiago 4:14 dice “somos neblina que se desvanece”, Sal 103:14 “se acuerda que somos polvo”
- Hechos 17:28 dice “en él vivimos y nos movemos y somos” (dependencia absoluta de Dios)
- Juan 15:5 dice “separados de mí nada podéis hacer” (nada podemos lograr por nuestros propios medios)
- 1 Corintios 3:6 dice “el crecimiento lo da Dios” (no podemos lograr fruto o éxito x n esfuerzo, exper o estudios)
RECONOZCAMOS CON ALEGRÍA QUE SOMOS INSUFICIENTES
Muchos personajes de la Biblia, como Sansón, Moisés y Pedro, quisieron lograr cosas por sus propios medios, pero sólo consiguieron fracasar, hasta que se reconocieron insuficientes para la tarea que Dios les había encomendado y decidieron depender de Dios, ¡y entonces lo lograron!
Muchos de NOSOTROS hemos querido lograr cosas por nuestros propios medios y fracasamos, pero cuando lo hemos hecho a la manera de Dios hemos alcanzado bendición.
Si realmente queremos progresar en la vida, tener un matrimonio duradero y feliz, ver a nuestros hijos libres de los vicios, más vale que aprendamos a DEPENDER MÁS DE DIOS, y no tanto en nosotros mismos, que dejemos de “hacer tanto” y comencemos a doblar nuestras rodillas en oración , y comprendamos que NO ES CON NUESTRAS FUERZAS, sino con las de Dios.
Salmos 127:1 dice “Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican”
¡Por supuesto que hay una parte que tenemos que hacer nosotros! El problema es que muchas veces HACEMOS TODO y no dejamos actuar al Espíritu Santo. Sin duda podremos alcanzar algunas cosas, pero lo que Dios hace, lo hace perfecto. Hagamos nuestra parte y dejemos a Dios hacer la suya.
Proverbios 10:22 dice “la bendición de Dios es la que enriquece y no añade tristeza con ella”.
DEPENDAMOS DE DIOS, EN QUIEN SOMO SUFICIENTES
A muchos de nosotros, en especial a los varones, nos cuesta reconocernos insuficientes. No vamos a Dios porque pensamos que “podemos manejar el asunto”, sólo para ver cómo se desmorona todo frente a nuestros propios ojos.
Nos cuesta buscar la voluntad de Dios; no por falta de tiempo, sino por orgullo. Pensamos que todo se logra sólo con sacrificio y esfuerzo eventual, sin mucha obediencia; que por el sólo hecho de trabajar duro y esforzarnos Dios nos va a bendecir. Dejame decirte que si Dios no está en medio, no sucederá NADA.
Esta es la historia de miles y miles de personas, que sin buscar la guía de Dios se meten en deudas, sus matrimonios fracasan, sus hijos se pierden en la indiferencia, drogas y violencia, trabajan duro pero no prosperan… Hay una manera mucho mejor de vivir la vida y es dependiendo de Dios en todo momento y para cada detalle de nuestra vida.
Salmos 84:5-7 “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion”.
PERMITAMOS QUE DIOS TRABAJE EN NUESTRAS VIDAS
En varias ocasiones Dios nos lleva al desierto (Os 2:14), para trabajar en nuestras vidas y hablar a nuestro corazón. Esos desiertos vienen en forma de enfermedad, falta de trabajo, problemas familiares, esperanzas demoradas, etc.
Recién cuando tenga la “forma” de Dios, cuando tenga la mente de Cristo es que estaré listo para ser USADOS POR DIOS y todo lo que hagamos prospere.
No resistamos a Dios en las pruebas, aceptémoslas con gozo, porque es Dios trabajando en nosotros. No se trata de nosotros, sino de “DIOS EN NOSOTROS” y a través nuestro, para que podamos decir como el Apóstol Pablo “¡PORQUE CUANDO SOY DÉBIL, ENTONCES SOY FUERTE!”
No será hasta que no me quiebre que experimentaré el poder de Dios en mi vida. Tal como el átomo que libera poder cuando deja de ser, o como la semilla que da fruto recién al morir.
Jesús está cerca. Acercate vos a él!
Billy Saint
HOY PODÉS ACERCARTE A DIOS. Leé en voz alta esta simple oración:
Señor Jesús, gracias por amarme tanto. Gracias por tu muerte en la cruz, la cual hoy me da vida. Quiero pedirte perdón por mis faltas. Me arrepiento de cada uno de mis pecados. En este momento Jesús, te acepto como mi único y suficiente Salvador y te reconozco como mi Señor. Ayúdame a vivir una vida que te agrade. Amén»
Si hiciste esta oración, ¡felicidades! Ha sido la mejor decisión de tu vida. ¡Ya sos un hijo de Dios! Escribinos así nos alegramos juntos y con gusto te ayudaremos en esta nueva etapa de tu vida.
¿Necesitás que oremos por vos? Escribinos.
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