La segunda verdad que nos acerca a Jesús es que el pecado nos aleja de Dios y nos conduce hacia la muerte espiritual, emocional y física.

Pecado es todo aquello que yo diga, piense o haga que ofenda a la santidad de Dios.

Romanos 3:23 dice “por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de Dios”. Es decir, no hay nadie en todo el mundo que nunca haya pecado, es por eso que todos hemos sido separados de Dios a causa del pecado.

Aunque nada pueda separarnos del amor de Dios, sí el pecado tiene la capacidad de impedir que podamos relacionarnos con Dios y DISFRUTAR DE SU AMOR.

Romanos 6:20-23 “Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres de la obligación de hacer lo correcto. ¿Y cuál fue la consecuencia? Que ahora están avergonzados de las cosas que solían hacer, cosas que terminan en la condenación eterna… porque la paga del pecado es la muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

Aunque el pecado sea atractivo y nos de placer por un tiempo, tarde o temprano nos perjudicará a nivel espiritual, familiar, emocional y nos llevará a la muerte. No importa qué edad tengas, cuánta experiencia en la vida, ni cuán lejos hayas llegado en lo profesional o intelectual, el pecado siempre será un obstáculo en tu vida espiritual.

Colosenses 3:5 dice “Haced morir lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”.

Esa es la única relación que tenemos con el pecado: O YO LO MATO, O ÉL ME MATA A MÍ.

Hebreos 12:1-2 dice “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.

Por qué vas a seguir viviendo lejos de Dios. Hoy tenés la oportunidad de acercarte a Dios. No la dejes pasar.

Las otras 3 verdades que pueden acercarte a Jesús son:

Jesús se acercó. ¡Acercate vos a él!


HOY PODÉS ACERCARTE A DIOS. Si ese es tu deseo, leé en voz alta la siguiente oración:

Señor Jesús, gracias por amarme tanto. Gracias por tu muerte en la cruz, la cual hoy me da vida. Quiero pedirte perdón por mis faltas. Me arrepiento de cada uno de mis pecados. En este momento Jesús, te acepto como mi único y suficiente Salvador y te reconozco como mi Señor. Ayúdame a vivir una vida que te agrade. Amén»

Si hiciste esta oración, ¡felicidades! Ha sido la mejor decisión de tu vida. ¡Ya sos un hijo de Dios! Escribinos así nos alegramos juntos y con gusto te ayudaremos en esta nueva etapa de tu vida.